El académico de la Facultad de Ingeniería Agrícola de la Universidad de Concepción, Dr. José Luis Arumí, advirtió que el uso de los acuíferos para enfrentar la sequía ha llevado a un fuerte descenso en el 72% de los pozos. Postuló que la recarga artificial no se debe usar para generar nuevos derechos, sino que para asegurar los existentes.
Dr. José Luis Arumí Docente Departamento de Recursos Hídricos Facultad de Ingeniería Agrícola Universidad de Concepción
El hidrólogo de la Universidad de Concepción, Dr. José Luis Arumí, sentenció que “la recarga de acuíferos subterráneos se ha planteado como una especie de solución mágica para resolver el problema de la sequía, pero no es tan así. Es una práctica que nos permitiría solucionar el problema de la crisis de aguas subterráneas, pero requiere de estudios y desarrollo de soluciones adecuadas a cada caso”. Precisó que es necesario manejar adecuadamente los acuíferos, para evitar la crisis que se observa con mayor severidad en la zona central, y citó como ejemplo el caso de la laguna de Aculeo, que se secó por la sobreexplotación de los acuíferos en un contexto de megasequía.
El académico de la Facultad de Ingeniería Agrícola (FIAUdeC) hizo estas declaraciones en el marco de su exposición en una de las tres jornadas del Ciclo de Charlas del Día del Agua organizado por el Centro de alumnos de FIAUdeC.
El Dr. Arumí, quien es investigador principal del Centro de recursos hídricos para la agricultura y la minería (Crhiam), integrante del Programa Centro de Derecho Ambiental y Cambio Climático de la Universidad de Concepción e investigador asociado del Consorcio Tecnológico del Agua -liderado por la UdeC-, subrayó que “nosotros no estamos sufriendo las inclemencias de la megasequía, porque la hemos enfrentado usando nuestro sobregiro, que son los sistemas de aguas subterráneas, y por eso el 72% de los pozos están con niveles que van disminuyendo”.
Explicó que esto “se da por una razón tecnológica: hoy es barato construir un pozo profundo y colocar una bomba sumergible, por lo tanto, es posible utilizar los acuíferos, sin embargo, los estamos sobreexplotando, y se producen situaciones complejas como en La Ligua y Petorca”.
El experto complementó que este fenómeno no se observa solo en la zona central, sino que también hacia el sur. “Ha ido avanzando, y en este minuto, ya en nuestra región de Ñuble tenemos un acuífero que está en condiciones de ser cerrado; y en la región del Biobío tenemos otros complicados, como el de Escuadrón, en Coronel, y el acuífero del Laja”.
RECARGA ARTIFICIAL
“Una de las soluciones factibles es reponer los recursos que usamos y para eso se habla de la recarga artificial de aguas subterráneas”, planteó.
Detalló que “hemos estudiado cómo se recargan las aguas subterráneas para entender que hay distintos componentes: está la infiltración de agua directamente desde la lluvia, desde lechos de ríos y canales, la infiltración de excedentes de riego y está la recarga distribuida desde los macizos de montaña”.
Aseguró que las investigaciones les han permitido entender las interacciones entre los acuíferos y los cauces superficiales. “Hay ríos que recargan acuíferos, y así alimentan otros ríos. Por ejemplo, el Ñuble, en que el agua se mueve a través del acuífero y va a aparecer en el río Cato o en el Changaral, alimentando estos ríos; o el río Laja, que recarga aguas subterráneas que van a ir a aflorar en el río Itata”.
En esa línea, el Dr. Arumí abordó el rol de los canales de riego en la infiltración. “Estudiamos cómo funcionaba la hidrología en un valle sometido a agricultura intensiva de riego, y vimos que el riego producía el 75% de la recarga de aguas subterráneas, y la razón principal era la infiltración a través de los canales. Entonces, si yo puedo manejar la red de canales, puedo controlar la recarga, y eso es interesante porque en Chile tenemos 38.500 kilómetros de canales, y la mayoría no están revestidos”.
Detalló que en 2006 se introdujo en el Código de Aguas la posibilidad de recargar acuíferos, pero pensando en soluciones particulares. “Yo podría implementar un sistema de recarga para generar nuevos derechos de aguas en el acuífero, y aunque eso sonaba bien en la teoría, en la práctica nos encontramos con el gran problema de que nuestros sistemas de acuíferos son heterogéneos. Debido a esto, sabemos el punto donde se recarga, pero no cómo se va dispersando el agua en el acuífero, y es muy difícil realmente poder predecir qué porcentaje del agua que yo recargo puedo realmente aprovechar. Esa ha sido la razón por la que la recarga no ha funcionado muy bien como solución particular”.
Por el contrario, comentó que “puede funcionar muy bien como una solución territorial, lo que llamo las experiencias de bien común; ya existen experiencias exitosas en que una entidad con una jurisdicción territorial, como una junta de vigilancia, puede desarrollar proyectos muy interesantes sin el fin de generar derechos particulares, sino para generar soluciones de bien común, que apunten a asegurar los derechos existentes, a reducir conflictos y a proteger ecosistemas (…) y esa visión está plasmada en dos circulares de la DGA de 2018, en la que establece mecanismos para que organizaciones de usuarios de agua empiecen a hacer infiltración”.
“Aprovechamos la red de canales de riego -explicó-. Un ejemplo es el de los regantes de la Junta de Vigilancia del río Diguillín, que me escucharon hablar de esto y hace ocho años lo implementaron, al principio fue por una razón fortuita, pero ellos se dieron cuenta que cuando se cortaba un canal de riego, los pozos bajaban, entonces, decidieron establecer un proceso de recarga experimental, hoy esto está siendo evaluado por la Comisión Nacional de Riego en un estudio que está ejecutando la consultora Con Potencial y que está entregando resultados interesantes”.
“Nuestra propuesta es expandir este sistema, aprovechar nuestros 38.500 kilómetros de canales, para hacer un uso gestionado”, enfatizó.
La charla está disponible en el fanpage de FIAUdeC. Visita https://www.facebook.com/FIAUdeC/videos/471886480673795
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